
Te vi llorando, Señor, en la pandemia

Danos tiempo, señor, para llorar
Danos tiempo a enterrar a nuestros muertos,
Para cerrar los ojos aún abiertos
De amores cercenados, para orar
Por los que no pudieron respirar,
Ajenos al control de los expertos.
Por tantos homicidios encubiertos.
Para la muerte que no quiere parar.
Te vi, Señor, llorando atormentado,
Enjugarte tus lagrimas divinas
Acariciar tu frente con espinas
A tu madre, sentada allí a tu lado.
Venga de ti, Señor acongojado,
Consuelo en noche oscura que iluminas.
Vicente Hernández Alfonso.
Presidente SSVP de Albacete. España.
Precioso soneto, como todos, de Vicente Hernández. Profundo. Me encanta. Henhorabuens