
Tuve sed y me diste de beber (soneto al carisma vicenciano)

Un niño y una fuente ¡Que alegría!
Mil derroches de amores en vacío
y los labios resecos en estío.
¡Perdónanos, Señor, la felonía!
Por permitir la sed y la agonía
y el agua derramándose en el río.
¡Perdónanos, Señor, el desvarío!
si la boca de un niño está baldía.
Dale a beber, Señor, del agua viva,
en el pozo de la samaritana.
Tuyo es todo, la noche y la mañana,
tuya la fuente de agua primitiva.
Ya que pueden beber de tu torrente,
calme su sed, el agua de tu fuente.
Que mi agua está caliente,
y la tuya brotó al amanecer.
¡Que no se quede nadie sin beber!
Vicente Hernández Alfonso.
Presidente SSVP de Albacete. España
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